domingo, 26 de agosto de 2018

La muerte de Adolfo de Pool



El 16 de Abril de 1971, a los noventa años de ejemplar existencia, con la serenidad de los buenos, entregó en Caracas su alma al Creador, un ilustre hijo de Maracaibo, digno de perpetua memoria: El señor Adolfo de Pool.

Dejamos a otros la tarea de tejer el panegírico del gran músico, del notable compositor, del inolvidable autor del himno mas querido y mas cantado de los marabinos, el "Gloria a ti, Casta Señora".

Hoy vamos a celebrar el cristiano que fue Adolfo de Pool, fue un auténtico cristiano, devoto sin fingimiento, apóstol decidido, bondadoso y caritativo.

Busco su perfección en la fuente de las gracias: Jesús sacramentado y Jesús Doliente. Coofundador de la Adoración Perpetua el Santísimo Sacramento en el Convento de la Plaza Baralt, se mantuvo fiel a su hora de Adoración los Domingos a las 7 de la mañana. Causaba devoción su actitud de creyente, su participación en las plegarias y en los cánticos. Cuando en los últimos años de su larga vida no podía trasladarse al Templo, jamás dejo de hacer su hora desde la casa, creyendo firmemente que también desde allí le veía y escuchaba su amigo Jesús.

Su amor a Jesús Eucaristía le impulsó a fundar la hermosa Obra de los Jueves Eucarísticos en los Templos de Santa Ana y en el de Las Mercedes. Comulgaba frecuentemente y siempre los Primeros Viernes de mes.

Tuvo el consuelo de poder recibir la Sagrada Comunión mientras duró su larga enfermedad. La última vez que comulgó manifestó: "Gracias, Señor, ya estoy listo para partir".
Cultivó la devoción a Jesús Doliente cumpliendo a cabalidad los Estatutos de la Hermandad Franciscana de Jesús Nazareno, que tanto bien ha hecho a los hombres de Maracaibo, especialmente por medio de las tradicionales Misiones Guaresmales del Convento.
Su amor a la Santísima Virgen fue verdaderamente filial y lo manifestó con el rezo diario del Rosario en familia, que él mismo dirigía.

Perteneció a las Archicofradías del Perpetuo Socorro, cuya devocion introdujo en tierra negra, de la Consolación y del Carmen, con cuyo escapulario murió. Su amor a la Virgen de Chiquinquirá lo expresó de muy distintas maneras, siendo la más conocida la composición mimada de la brillante música del Himno "Gloria a ti", gozaba tomando parte entusiasta, al lado de Mons. Villalobo, en las peregrinaciones a Guanare, que animaba con su voz, con su humor y , más de una vez, buscando algún cochinito, arepas y jojotos para los hambrientos peregrinos detenidos días enteros junto a los ríos crecidos de la llanura.

No sólo fue un gran rezador, demostró también su catolicismo por medio de un intenso apostolado. Recorrió los barrios de Maracaibo enseñando a chicos y mayores el Catecismo. Los preparaba para la Comunión. Invitaba incansable a los hombres a las Misiones del Convento. Trabajó por la santificación de los hogares y la subsiguiente legitimación de los hijos. Jamás negó su colaboracion altruista a los Sacerdotes. Prueba de ello son los numerosos cantos que compuso para las Fiestas Patronales y otras devociones.

Con el ilustre padre doctor Roberto Acedo, trabajó al lado de los Legionarios de la Buena Prensa y mas: se le vio ir de mercado en mercado, de casa en casa, solicitando ayuda para costear los estudios de quien es hoy un ejemplar sacerdote en Maracaibo.

La caridad, distintivo del cristiano, lo fue también del señor Adolfo de Pool. Con el Dr. Adolfo Colina y otros caballeros cristianos maracaiberos visitaba los enfermos llevándoles el consuelo de su palabra, de la limosna, de las medicinas y del alimento.

El nacional de Caracas, recoge la anécdota del barbero necesitado que implora del artista de Pool le escriba una canción para presentarla a un concurso, que ciertamente ganó y con el premio, la cantidad necesaria para salir de la urgente necesidad.

Esposo fiel durante sesenta años y padre ejemplar de 6 hijos que bendicen su memoria.
Su partida de éste mundo hacia el Padre fue serena, confiada, lógica secuencia de una vida correcta. Al ver, sin angustia, próximo su día final sobre la tierra, él mismo pidió la ayuda de los últimos Sacramentos, que recibió con imponente tranquilidad, con conmovedor fervor, con toda lucidez. Pidió a los suyos que, ante todas las cosas, buscaran la Gloria de Dios y su propia salvación. "No os dejo bienes materiales de fortuna; pero sí os pido que sigáis siempre el ejemplo que os he dado en mis 90 años de vida.

Encaminad vuestra existencia por el verdadero camino de salvación, que es Cristo y su Evangelio.
Y así se nos fué ese gran Católico, ése ilustre hijo de Maracaibo, el señor Adolfo de Pool.

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